Hoy salimos de nuestro taller para dar una vuelta y analizar una de las barandillas más famosas del mundo: la Barandilla de la Concha de Donostia-San Sebastián. Es todo un símbolo de la ciudad. El sello. La primera imagen que todo el mundo relaciona cuando escucha las palabras Donostia-San Sebastián.
El origen de la Barandilla de La Concha de Donostia-San Sebastián hay que encontrarlo a principios de siglo XX, en plena Belle-Epoque de la ciudad. Unos años antes, la Reina Isabel II comenzó veranear en San Sebastián atraída por los beneficios de las aguas del mar Cantábrico. La reina eligió la playa de La Concha para darse sus baños, y gracias a su presencia, el nombre de San Sebastián y la playa de la Concha se dieron a conocer por todo el país y en parte de Europa.
El Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián, viendo la gran repercusión que estaba alcanzando la ciudad, decidió realizar una reforma integral del paseo de La Concha, incluyendo un nuevo diseño de la barandilla. Su deseo era que La Bahía luciera su mejor aspecto para recibir a la reina y a todos los turistas.
El ayuntamiento encargó la reforma del entorno de la bahía y el diseño de la barandilla al arquitecto municipal Juan Rafael Alday. Alday nació en el año 1879 un caserío de la zona Ibaeta, en lo que entonces todavía eran las afueras de San Sebastián.
Donosti era una ciudad en pleno crecimiento, ya que el derribo de las murallas comenzó tan solo unos años atrás, en 1864, con el objetivo de seguir creciendo hacia el sur, este y oeste de la ciudad. Juan Rafael Alday se trasladó a Madrid a realizar los estudios de Arquitectura, junto con su hermano Lucas. Una vez obtuvo la licenciatura volvió a su tierra natal y comenzó a desempeñar su carrera profesional como arquitecto municipal en el ayuntamiento de Donostia-San Sebastián.
El año 1909 se convirtió en arquitecto jefe, tras sustituir en el cargo a su antecesor, José Goicoa, cuyo nombre hoy bautiza un edifico municipal situado junto al ayuntamiento. De esta manera, Juan Rafael Alday pasó a liderar gran parte de los proyectos urbanísticos y arquitectónicos de la ciudad, en plena Belle Epoque de San Sebastián.
Los primeros años del siglo XXI la Bahía de la Concha carecía de un entorno urbanizado moderno y las barandillas que separaban la playa del paseo estaban anticuadas. Lo único que existía eran las casetas de baño, que eran utilizadas por las familias más pudientes de la ciudad.
El ayuntamiento vio que una ciudad turística como San Sebastián necesitaba algo más, especialmente porque la imagen de la ciudad estaba llegando a muchos lugares de Europa gracias a la presencia de toda una reina como Isabel II. Donostia necesitaba un paseo de primer nivel y en 1910 comenzaron las obras de remodelación del entorno de la Bahía de La Concha.
Juan Rafael Alday planteó una reforma integral. Desde la ampliación y trazados del paseo, pasando por los obeliscos centrales, hasta el diseño de la nueva barandilla. Consiguió que la ciudad tuviera un estilo propio, elegante, acorde a los tiempos. Todos los elementos que perduran hasta hoy llevan la firma de este arquitecto donostiarra. La anterior barandilla de La Concha, de 1895, es la que hoy podemos ver en el Paseo de Francia.
Tras varios años de trabajo la remodelación del paseo de la Bahía de la Concha finalizó en el año 1916. El rey Alfonso XIII, nieto de la Reina Isabel II, ya fallecida en 1902 en París, acudió a San Sebastián para la inauguración oficial del paseo. Aquel día la Barandilla de la Concha no sabía que con el paso del tiempo se convertiría en todo un símbolo de la ciudad.
Además de la Barandilla de la Concha, Alday también diseñó otros edificios históricos de la ciudad, algunos de los cuales hoy todavía siguen en pie: el Teatro Principal, la Pescadería de la Bretxa, el edificio de la Guardia municipal de San Sebastián… Este arquitecto Donostiarra falleció en 1955, a los 75 años de edad, dejando un importante legado en la ciudad que le vio nacer.
A finales del siglo XX, casi 75 años después de su inauguración el ayuntamiento de Donostia-San Sebastián procedió a la reparación de la barandilla, que en algunos tramos presentaba un estado muy deteriorado. La imagen más fotografiada de la ciudad estaba oxidada y ello no dejaba una buena imagen entre los turistas que nos visitaban.
No debemos olvidar que esta barandilla está en permanente contacto con el salitre marino, el viento, agua, viento…factores que afectan tanto al exterior como al interior de la barandilla.
Se desmontaron los 271 tramos que conformar el barandillado, que va desde el Club Naútico hasta el Paseo del Tenis de Ondarreta. Una vez reparado los problemas de oxidación y otras roturas se volvieron a anclar en su punto de origen. Los pilotes de piedra que sirven de sujeción a la barandilla también presentaban un estado deficiente por lo que también se procedió a su reparación.
La madrugada del 1 de febrero al 2 de febrero de 2014 uno de los mayores oleajes de la historia azotó a toda la zona costera de Donostia-San Sebastián. Los desperfectos fueron cuantiosos también a orillas del Urumea. El fuerte oleaje arrasó con todo lo que encontró a su camino: barandillas del Puente del Kursaal, barandilla de hormigón del Puente de Santa Katalina, barandilla artística del Puente de María Cristina, barandilla de vidrio del 5º puenta de Amara…Ningún puente se libró de la fuerza del mar.
La intensidad del oleaje fue tal, que incluso llegó hasta la barandilla de la Concha, a priori más resguardada gracias a la Bahía. Como se ve en la imagen, un tramo de barandilla fue arrancado del petril y quedó posado en una de las escaleras de acceso a la playa.
Esta instantánea nos ayuda a entender la fuerza de las olas que llegaron a nuestra ciudad en febrero de 2014. Si el arquitecto Rafael Alday levantara la cabeza no daría crédito a los que sus ojos estarían viendo.
La barandilla de La Concha de San Sebastián es mucho que un elemento de herrería destinado a ofrecer seguridad y separar el paseo del acceso a la Playa. Es una obra de arte urbana, con ornamentos, formas y figuras que la hacen única.
Hay una curiosidad acerca del diseño de la barandilla de la Concha, y es que no es una marca registrada. Por eso, hoy podemos ver esta barandilla más allá de su espacio natural: en collares, pins, llaveros, trofeos, postales, camisetas…Es el merchandising por excelencia de Donostia-San Sebastián.
Etiquetas: herreria hierro barandilla arquitecto
www.morancreativo.com